La venta de experiencia es uno de los principales valores del capitalismo de consumo, son cada vez más las personas que quieren disfrutar de una ‘experiencia’ nueva e inigualable. Por este motivo los vendedores de servicios buscan nuevas alternativas para atraer a todos los consumidores hacia sus locales, incluso hasta el detalle más nimio o escabrosos puede convertirse en el principal reclamo publicitario.

Por esta razón, no es de extrañar que muchos hoteleros sitúen sus locales en los lugares más extravagantes o excéntricos posibles para buscar una oferta diferente. Hay hoteles situados en medio del bosque, en las copas de los árboles, hoteles de hielo o de sal. Además, son cada vez más los consumidores que deciden ir a un sitio o a otro por la oferta gastronómica de ese lugar.

En este sentido, Hokkaido ofrece la mezcla de estas dos cosas, ya que cuenta con la antigua prisión de Abashiri, que se ha convertido en un Museo para todos aquellos que quieran conocer a fondo la vida de los reclusos. Uno de los principales atractivos de esta oferta turística es visitar la cafetería de la prisión y degustar un menú como el que tomaban los presos en su encierro. Este menú cuesta 7 dólares y cuenta con arroz al vapor, pescado, verduras y sopa.

Comida de presidiario

La cafetería de la prisión de Abashiri ofrece dos menús diferentes a sus nuevos visitantes, no obstante hay que tener en cuenta que los anteriores usuarios tomaban un té algo basto y mediocre y los actuales contará con la tradicional sopa de miso japonesa.

El primer menú vale 8 dólares y cuenta con Arroz hervido con cebada, pescado frito, daikon picado, ensalada de fideos harusame y sopa de miso. Por otro lado el segundo menú vale 7 dólares y tiene arroz hervido con cebada, pescado frito, fritura de verduras japonesas y ñame chino.

Un menú que se diferenciaba bastante del de los presos, pero la experiencia de sentarse y comer en una cárcel que estuvo llena de presidiarios es muy excitante.