Según el estudio realizado por IMOP y Berbés Asociados, casi el 20% de los consumidores españoles no se detiene un instante para leer las etiquetas de los alimentos que consumen, lo que supone un grave problema a la hora de establecer una línea de conocimiento adecuada para ver cada uno de los elementos que conforman aquellos artículos que se encuentran estipulados en su ingesta diaria.

Es curioso que la franja de edad comprendida entre 25 y 34 años es la que menos informa de que no lee las etiquetas de los productos antes de comprarlos, mientras que la población comprendida entre los 55 y los 64 años es la que más ‘pasa’ de este etiquetado a la hora de realizar su compra diaria.

También es apreciable que entre los consumidores que sí consultan el etiquetado antes de realizar la compra de un determinado artículo,  el 28% de los encuestados se encuentra conforme con el etiquetado vigente en la actualidad y piensan que está lo suficientemente completo conforme está ahora.

Nuevo etiquetado y reclamaciones

Durante el pasado mes de diciembre entró en vigor el nuevo reglamento para regular el etiquetado de los alimentos. Esta nueva iniciativa tenía como objetivo principal dar una mayor visibilidad a las informaciones que contienen estas etiquetas y facilitar a los consumidores un conocimiento relevante de los alimentos que adquieren en los lineales de la Gran Distribución. No obstante, esta nueva normativa no contó con el apoyo de diversas asociaciones de consumidores al dejar fuera elementos como las grasas trans o la indicación del país de origen.

Las reclamaciones principales realizadas por el consumidor español son variadas, no obstante la que la gran mayoría destaca (14% de los encuestados) es que el etiquetado debería de tener una visibilidad mayor, una demanda que aumenta conforme el consumidor cuenta con una edad superior.

También se informa por parte del 9% de los usuarios que este nuevo etiquetado debería de tener la información pertinente acerca de los alérgenos que contiene el producto, una opción especialmente señalada por la franja de edad que corresponde a los usuarios entre los 25 y los 34 años. Así como una mejor visibilidad en la fecha de producción y de caducidad, más información acerca de la composición del producto o el origen del mismo.

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