El marketing sensorial pretende apelar a los sentidos con el objetivo de crear experiencias a través de la vista, el sonido, el tacto, el gusto y el olfato; esta estrategia se impone cada vez más en la forma en cómo se vinculan las marcas con sus clientes. El marketing olfativo se trata de una de las técnicas más sofisticadas, supone una técnica de estimulación capaz de transmitir valores aprovechando las capacidades de nuestro sentido del olfato, uno de los sentidos que genera mayor impacto en el recuerdo.

El marketing olfativo es una estrategia comercial que consiste en relacionar un producto o una marca con un aroma específico, de forma que el consumidor al volver a percibir dicho aroma recuerde el artículo de nuestra marca.

No solo se trata de perfumar un espacio, detrás del aroma elegido se esconde la identidad de la marca y la necesidad de atraer al público a consumir a su establecimiento.

El aroma causa un efecto en las personas totalmente demostrable, se considera un estímulo ante el sistema nervioso y varios centros neuronales del ser humano. Proporciona así sensaciones relajantes y dependiendo de la fragancia elegida una u otra estimulación.
En muchas circunstancias algunos olores pueden ocasionar en los clientes respuestas favorables a la compra, cerrar la venta de forma más ágil, segura y rápida pero también hacer que el cliente pague nuestro producto elegido con mucho más gusto, siendo una estrategia invisible que se percibe solo por el sentido más desarrollado del hombre, el olfato.

Esta táctica totalmente novedosa tiene un objetivo principal, reforzar la identidad de una empresa y complementarla más allá del producto que ofrece.

  • Conviene utilizar siempre el mismo aroma para identificar su establecimiento.
  • Se debe crear un concepto relacionado con el aroma (originalidad, lujo, sofisticación… etc)
  • El sentido del olfato pierde sensibilidad cuando nos exponemos a un mismo aroma por un cierto periodo de tiempo, pues el olfato se acostumbra y adormece fácilmente, y es por ello que otra persona que no suela acudir a nuestro establecimiento percibirá el olor de una forma mucho más intensa.
  • Dependiendo del aroma podemos cambiar el ánimo de nuestro cliente, estimularlo, relajarlo, reducir su fatiga, el estrés y la ansiedad.

Un simple aroma consigue transportarnos a lugares recónditos de nuestra memoria. Traer de nuevo buenos recuerdos a nuestra mente, ahí radica la magia de utilizar el olfato como un nuevo canal de comunicación, mucho más potente que otros sentidos, para despertar así emociones y sentimientos a través del marketing olfativo.

Las técnicas de esta estrategia no dejan de innovar y buscar fórmulas nuevas para cautivar y atraer a los clientes. Supone una forma de transmitir valores aprovechando las capacidades de nuestro sentido del olfato.

 

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