Durante los últimos años los consumidores sufren una especie de ‘histeria’ por los alimentos que ingieren a diario. Son cada vez más las personas que miran de forma detenida las etiquetas de los alimentos y exigen que estos no contengan ni conservantes ni aditivos artificiales. La agricultura ecológica se encuentra en pleno auge en casi todo el mundo, especialmente en países como Alemania o España, que cuentan con una alta demanda.

En este sentido, durante los últimos años (desde 2006) las ventas de productos ecológicos en el mercado canadiense experimentan un repunte del 300%, hasta alcanzar los 3.700 millones de dólares, cerca de 2.645 millones de euros de forma aproximada. Al dividir estos datos por categorías, se puede observar como las frutas y las hortalizas lideran este sector con un 39% del total de la ventas, seguidas de las bebidas con un 15%, los productos lácteos y los huevos con un 15%, el pan ylos cereales con un 12%, las comidas precocinadas con un 7% y los condimentos (4%), aperitivos (3%), fibra (3%) y la carne y el pescado con un 2%.

Motivaciones

Las principales motivaciones de este cambio en el consumo de alimentos son la salud, la sostenibilidad medioambiental y la búsqueda de sabores alternativos que sean mucho más auténticos. Los consumidores canadienses han aumentado la demandad de productos ecológicos (libres de pesticidas y que son obtenidos mediante prácticas respetuosas con el medio ambiente) de forma considerable; parece que el furor por la ingesta de productos ecológicos llega a Canadá.

Al observar la encuesta que se ha realizado a los consumidores canadienses, se puede apreciar como el 58% de ellos adquiere productos ecológicos todas las semanas para así incluirlos en su dieta diaria. En Canadá hay más de 3.700 granjas ecológicas, que tienen empleados a más de 11.000 trabajadores. También hay que tener en cuenta que este país de Norteamérica ha diseñado y puesto en marcha una serie de programas de ayuda para la gestión de este tipo de establecimientos.