El debate político sobre la independencia catalana es inevitablemente uno de los temas con mayor repercusión social en la actualidad. Las compañías catalanas de mayor envergadura económica han intentado quedar al margen de todo esto a pesar de que, han reiterado la llamada al diálogo como única opción para encontrar una solución.

Anteriormente, algunos directivos sí se habían mostrado partidarios de que el Estado, por vía del estado de las autonomías y del pacto fiscal, diera a Cataluña un reconocimiento de su singularidad; las menos han tomado partido por la independencia. En este sentido, los responsables de algunas pequeñas y medianas compañías han hecho defensa del derecho a decidir del pueblo catalán, como las compañías que agrupa el Cercle Català de Negocis, entidad de la que es vicepresidente Joan Canadell, propietario de Petrolis Independents, que luce esteladas en sus establecimientos.

El debate está servido también en el resto de países:

El presidente de Seat, Luca de Meo, aseguró que, como compañía global, su papel es adaptarse a las condiciones de cada país, aunque matizó que la marca siempre busca estabilidad para garantizar el futuro de las inversiones. Una idea que comparten el resto de empresas alemanas radicadas en Cataluña.

Las multinacionales norteamericanas han mantenido una gran discreción y han dejado en manos de su portavoz en la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, Jaime Malet, su rechazo al procés: «Una independencia no es gratis ni fácil, sino muy difícil y traumática», dijo este al respecto. Pero no por ello han dejado escapar algunas de las oportunidades que el mercado catalán les ofrece. Ejemplo de esto es Prologis, la cual invertirá entre 45 y 50 millones en el desarrollo un área logística de La Bisbal del Penedès (Barcelona).

Oposición

Si bien no se aconseja a ninguna empresa posicionarse ante temas políticos que tanta controversia y debate despiertan, hay algunas empresas que sin pelos ni peros en la lengua toman partido de forma abierta. Los casos de Freixenet o de Planeta son claros exponentes de la oposición al independentismo entre las grandes empresas.

Codorníu también se vio afectada, aunque ahora sus responsables intentan pasar de puntillas ante el contexto político e intentan desmarcarse de uno de sus accionistas -la familia Raventós-, que a través de la firma Unipost ha colaborado en la preparación del 9-N y del 1-O.

En el apartado de los abandonos de Cataluña se incluye el conglomerado Derby Hotels Collection, cuyo presidente, Jordi Clos, trasladó la sede social a Madrid alegando «motivos patrimoniales y fiscales».

En el caso de las grandes entidades financieras como CaixaBank o Banco Sabadell, sus directivos fueron muy comedidos hasta que los partidos nacionalistas aceleraron la hoja de ruta separatista, momento en el que han roto el silencio.

A favor del independentismo

Las organizaciones empresariales como Cecot, Pimec o FemCat cuentan entre sus bases con más empresas proactivas con el catalanismo. Sirva el ejemplo de Aranow Packagin, la compañía propiedad de Jordi Cuixart, actual presidente de Òmnium Cultural, o el del empresario y socio fundador del gigante audiovisual Mediapro, Jaume Roures; también el actual responsable de Autónomos Pimec, Miquel Camps, de la firma familiar del mismo nombre. Otros casos serían los de Miquel Martí, presidente del grupo de transportes y concesionarios Moventia, que salió a la palestra del mundo económico al perfilarse como futuro presidente de Fira de Barcelona, o la familia Bagó, propietaria del grupo hotelero Serhs, cuyo fundador Ramón Bagó estuvo siempre vinculado a CDC en épocas del ex presidente Jordi Pujol.

Otras firmas como Agrolimen o los supermercados Valvi, han huido de las declaraciones públicas pero sí que han mostrado su apoyo al nacionalismo catalán al convertirse en accionistas de medios de comunicación catalanes como diario Ara o El Punt Avui.

En el lado contrario se encuentran algunas grandes empresas y multinacionales que han recalado en territorio catalán. Reciente es la llegada de Amazon, que ha desvelado que abrirá un nuevo centro de I+D en la región a mediados de 2018. Barcelona es casi de facto la sede española del gigante del comercio electrónico, donde cuenta con cuatro centros logísticos y dos espacios más.

Este año Lidl mantiene una fuerte inversión en nuevas tiendas. Ha abierto más de siete establecimientos y la inversión de la empresa asciende a más de 13 millones de euros. En el área del consumo su expansión es imparable, de hecho hace poco presentó el proyecto de los Tres Molinos en Esplugues de Llobregat, donde abrirá una de sus tiendas de referencia, e inaugurará otro en la localidad de Tárrega. A raíz de los últimos acontecimientos cabe destacar que la empresa asegura que  «si el escenario de cambio se llega a dar, haría lo necesario para seguir desarrollando el negocio en Cataluña y en España».

 

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